Boda con venganza.
Esta, según parece, es una historia verídica sobre una boda celebrada en Benidorm, que aparecía publicada en el periódico Las Provincias.
Era la típica boda ostentosa, enorme, con unos 300 invitados, todo un derroche, de las que no se repara en gastos. Todo hacía pensar en una boda “perfecta”, un acontecimiento social que pocos quisieran perderse.
Después de la ceremonia, novios, familiares, amigos y el resto de invitados, acudieron a uno de los restaurantes más prestigiosos de la ciudad para celebrar un lujoso banquete. Tras el incómodo barullo inicial hasta que todo el mundo encuentra su sitio, llegan los novios y los padrinos que son recibidos entre aplausos, tras el correspondiente brindis con cava.
De repente, ocurrió algo que rompía el protocolo y no estaba previsto en los ensayos previos. El novio subió al escenario y tomó el micrófono para dirigirse a los asistentes. Tras unos instantes de silencio, observando la cara de extrañeza de la novia, y la incomodidad de sus futuros suegros pensando “!A ver, qué narices va a hacer éste!”.
Empezó, con toda tranquilidad, diciendo unas palabras para agradecer a todos su asistencia en “este día tan especial” para acompañarles en la celebración de su boda. Agradeció el esfuerzo especialmente a la novia, a su familia y a su nuevo suegro por organizar un banquete tan excepcional. Como prueba de su profundo agradecimiento -continuó- quería ofrecer a cada asistente un regalo especial. La sorpresa se convirtió en nerviosismo. La novia repetía, al ser preguntada: “No sé nada, no sé de qué va esto”.
Así que el novio continuó, tras tomar aire… parecía algo tenso. Indicó a los invitados que pegado a la parte de abajo de cada silla había un sobre. Repitió que era un regalo para cada asistente y pidió que todos lo abrieran, incluso quienes presidían en la mesa principal: novia, padrinos, suegros…. Tras unos segundos de un silencio sepulcral, todos quedaron atónitos, la novia y el padrino quedaron paralizados, y a continuación, surgió un rumor general, pequeños grititos de horror… Dentro de cada sobre había una foto ampliada de la novia practicando sexo con el padrino. ¡¡¡Puagggg!!!... ¡Qué bochorno!...
El novio tenía sospechas y había contratado a un detective privado para pillarlos. Después de aguantar ahí, de pie, simplemente observando las reacciones de los invitados durante un par de minutos, se volvió hacia el padrino y le dijo: "¡Que te jodan!". Luego se volvió hacia la novia y le dijo "¡Que te jodan!". Entonces dirigiéndose a los asistentes gritó: "¡Me largo de aqui!". Y salió a toda prisa antes de que nadie pudiera reaccionar.
Pidió la anulación del matrimonio a primera hora de la mañana del día siguiente. Cualquier persona habría cancelado la boda inmediatamente después de enterarse de la relación entre la novia y el padrino. Sin embargo, este personaje tuvo la sangre fría de montar su actuación como si nada hubiera pasado. Su venganza... hacer que los padres de la novia se gastaran 32,000 euros en una boda de 300 invitados y, por supuesto, dejar por los suelos la reputación de la novia y del padrino frente a 300 de sus amigos y familiares.
Habría que preguntarse ¿esta atrevida venganza le alivió el dolor por la traición de la mujer que amaba? O quizás… ¿la amaba realmente? El por qué de una boda, que como tantas otras, es muy probable que respondiera a convencionalismos y presiones ajenas a los deseos de los novios.
Esta, según parece, es una historia verídica sobre una boda celebrada en Benidorm, que aparecía publicada en el periódico Las Provincias.
Era la típica boda ostentosa, enorme, con unos 300 invitados, todo un derroche, de las que no se repara en gastos. Todo hacía pensar en una boda “perfecta”, un acontecimiento social que pocos quisieran perderse.
Después de la ceremonia, novios, familiares, amigos y el resto de invitados, acudieron a uno de los restaurantes más prestigiosos de la ciudad para celebrar un lujoso banquete. Tras el incómodo barullo inicial hasta que todo el mundo encuentra su sitio, llegan los novios y los padrinos que son recibidos entre aplausos, tras el correspondiente brindis con cava.
De repente, ocurrió algo que rompía el protocolo y no estaba previsto en los ensayos previos. El novio subió al escenario y tomó el micrófono para dirigirse a los asistentes. Tras unos instantes de silencio, observando la cara de extrañeza de la novia, y la incomodidad de sus futuros suegros pensando “!A ver, qué narices va a hacer éste!”.
Empezó, con toda tranquilidad, diciendo unas palabras para agradecer a todos su asistencia en “este día tan especial” para acompañarles en la celebración de su boda. Agradeció el esfuerzo especialmente a la novia, a su familia y a su nuevo suegro por organizar un banquete tan excepcional. Como prueba de su profundo agradecimiento -continuó- quería ofrecer a cada asistente un regalo especial. La sorpresa se convirtió en nerviosismo. La novia repetía, al ser preguntada: “No sé nada, no sé de qué va esto”.
Así que el novio continuó, tras tomar aire… parecía algo tenso. Indicó a los invitados que pegado a la parte de abajo de cada silla había un sobre. Repitió que era un regalo para cada asistente y pidió que todos lo abrieran, incluso quienes presidían en la mesa principal: novia, padrinos, suegros…. Tras unos segundos de un silencio sepulcral, todos quedaron atónitos, la novia y el padrino quedaron paralizados, y a continuación, surgió un rumor general, pequeños grititos de horror… Dentro de cada sobre había una foto ampliada de la novia practicando sexo con el padrino. ¡¡¡Puagggg!!!... ¡Qué bochorno!...
El novio tenía sospechas y había contratado a un detective privado para pillarlos. Después de aguantar ahí, de pie, simplemente observando las reacciones de los invitados durante un par de minutos, se volvió hacia el padrino y le dijo: "¡Que te jodan!". Luego se volvió hacia la novia y le dijo "¡Que te jodan!". Entonces dirigiéndose a los asistentes gritó: "¡Me largo de aqui!". Y salió a toda prisa antes de que nadie pudiera reaccionar.
Pidió la anulación del matrimonio a primera hora de la mañana del día siguiente. Cualquier persona habría cancelado la boda inmediatamente después de enterarse de la relación entre la novia y el padrino. Sin embargo, este personaje tuvo la sangre fría de montar su actuación como si nada hubiera pasado. Su venganza... hacer que los padres de la novia se gastaran 32,000 euros en una boda de 300 invitados y, por supuesto, dejar por los suelos la reputación de la novia y del padrino frente a 300 de sus amigos y familiares.
Habría que preguntarse ¿esta atrevida venganza le alivió el dolor por la traición de la mujer que amaba? O quizás… ¿la amaba realmente? El por qué de una boda, que como tantas otras, es muy probable que respondiera a convencionalismos y presiones ajenas a los deseos de los novios.